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jueves, 9 de enero de 2014

Paisaje animado de mar (13) Todo te lo consiento menos faltarle a mi Madre.




Te acuerdas de aquella copla que escuchamos aquel día?
Sin saber quien la cantaba, ni de que rincón salía
Que cantor, verdad?, que duende, que sentimiento, pero que estilo
Que voz, creo que se nos saltaron las lágrimas a los dos.

“Todito te lo consiento menos faltarle a mi madre...
que una madre no se encuentra y a ti te encontré en la calle
no vayas a figurarte que esto va con intención
tu sabes que por ti tengo grabado en el corazón
el querer más puro y firme que ningún hombre sintiera
por lo que Dios, uno y trino, le entregó por compañera
pero es bonita la copla y entra bien por soleares.

“Todito te lo consiento menos faltarle a mi madre...
y me enteré casualmente que le faltastes ayer
no, a mí, nadie me lo ha contado, pero yo lo sé
que tengo entre dos amores mi cariño compartido
si encuentro a uno llorando es que el otro lo ha ofendido.

Y mira que nunca me quejo de tus caprichos constantes
¿quieres un vestido? ¡catorce! ¿quieres un reloj? ¡con brillantes!
ni me importa que la gente vaya de mí murmurando
que si soy pa´ ti un muñeco, que si me has quitado el mando
que en la diestra y la siniestra tienes un par de ahujeros
por donde se va a los mares, el río de mi dinero
que yo con tal de que nunca de mi lado te separes
mirá, todito te lo consiento menos faltarle a mi madre.

Porque ese mimbre de luto que no levanta la voz
que en seis años no ha tenido contigo ni un sí, ni un no
y que anda como una sombra que no gime ni suspira
que se le llenan los ojos de gloria cuando nos mira
que me crió con su sangre, y me guiaba la mano
para que me persignara como todo buen cristiano
que las candelas del hijo consumió su juventud
cuando era, vamos, cuarenta veces más guapa que tú.

Porque el amor que te tengo se lo debes a su amor
porque yo me casé contigo por que ella me lo mandó
conque a ver si tu conciencia se aprende esta copla mía
muy semejante a aquel cante que escucháramos un día
sin saber quien lo cantaba, ni de que rincón salía.

A la madre de mi alma la quiero desde la cuna
por Dios no me la avasalles, por Dios no me la avasalles
que madre no hay más que una, y a ti te encontré en la calle.

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