I
Con albas ropas, lívida, impalpable,
En alta noche se acercó a mi lecho:
Estremecido, la esperé en los brazos;
Inmóvil, sorda, me miró en silencio.
Hirióme su mirada negra y fría...
Sentí en la frente como helado aliento;
Y las manos de mármol en mis sienes,
A los míos juntó sus labios yertos.
II
La hoguera del vivac agonizante:
Olor de sangre... Fatigados duermen:
Infla las lonas de la tienda el viento:
De centinelas, voces a los lejos...
¡Largo vivir!... ¡La gloria!... ¿Quién laureles
Y caricias tendrá para mí en premio?
¿Gloria sin ti?... ¡Dichosos los que yacen
En la llanura ensangrentada muertos!
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