Bajo el manto de estrellas
De Nevsehir,
Te transportó la nota dilatada
Del cantor de un alminar.
Y en esa noche que tú ya conocías
A oscuras y vestida de un silencio remoto
Te embarcaste, como en sueño hacia aquel fondo,
Donde se refugiaron Titanes
Que fueron desterrados del mar a las tinieblas.
Prisión de siglos, gestación de gigantes
Y nacimiento del que fuiste testigo.
Y en esa convulsión de fuego y fuerza
De la boca materna incandescente
Densa leche que fue manando por la tierra,
Formando así las rocas habitables:
Chimeneas del viento, subterráneos
Refugios indomables, nostalgias
De otros tiempos, caricias femeninas
De las dunas jugando alrededor
De erectas piedras, bajo el ardiente sol
De Capadocia
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