Viene y se va, caliente de oleaje,
Arrastrando su gracia por mi arena.
Viene y se va, dejándome la pena
Que, por no venir solo, aquí me traje.
Viene y se va. Para tan breve viaje
Talé el jazmín, segué la yerbabuena.
Ya no sé si me salva o me condena:
Sé que se va y se lleva mi paisaje.
Sé que se va y me quedo frente al muro
De la lamentación y del olvido,
Oscuro el sol y el corazón oscuro.
Viene y se va. Yo nunca lo despido.
Al oído del alma le murmuro:
-"Gracias, bien mío, por haber venido".
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