Tu cabello es de humo dorado,
una copa con un jugo encendido,
un caracol de ondeado vidrio,
una flor de bronce tímido.
Tu pelo existe, tiembla suavemente
cuando mi mano llega a su rocío,
cuando lo beso entusiasmado,
cuando llora como los niños.
Tu cabello es un odre con frío,
una estrella dulce, un pistilo
que lucha por ser lirio.
Es una paloma convertida en durazno,
una corona que alumbra con sus cirios
y que calienta la sangre como el vino.
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