Algunos que más hondo que yo en la mina del amor han excavado
dicen dónde se halla su céntrica felicidad.
Yo he amado, y poseído, y relatado,
mas, aunque hasta la ancianidad amara, poseyera y refiriera,
ese misterio escondido no habría de encontrarlo.
Todo, ¡ay!, es impostura.
Y como ningún alquimista obtuvo aún el elixir,
mas su marmita repleta glorifica
si por casualidad
algo odorífero o medicinal le sobreviene,
así un deleite pleno y prolongado sueñan los enamorados,
para obtener una noche de estío, de apariencia invernal.
Por esta vana sombra de burbuja ¿habremos de entregar
nuestro bienestar, esfuerzo, honor y vida?
¿En esto amor termina? ¿puede cualquiera
tan feliz ser como yo si soportar puede
la burla breve de una representación de novio?
Ese infeliz amante que asegura,
no es la médula del cuerpo; es de la mente,
lo que él en ella angelical encuentra,
igual jurar podría que escucha en el rudo,
crudo, griterío de ese día, las esferas.
No esperes hallar inteligencia en la mujer: a lo sumo,
dulzura e ingenio; momias , sólo, poseídas.
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