Amor, no sé qué calidos rumores
tienen esta mañana las colmenas.
Amor, no sé qué pálidos colores
hay en las cumbres altas y serenas.
No sé, amor, de qué trémulos dulzores
están las flores y las frutas llenas,
ni por qué son más dulces los olores
que vienen al abrir las alacenas.
No sé qué tienen, amor, esta mañana
que suenan como un ángelus lejano
cuando sale el rebaño, las esquilas;
y que al abrir de pronto la ventana,
alondras al alcance de mi mano
se quedaron mirándome tranquilas.
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