Tú, solitario admirador de los cielos,
¿Alcanzas a escuchar los vientos nocturnos y los suspiros
De las liras complaciendo el Amor que reabra
Las pálidas puertas de la aurora?
Cuando todas las cosas reposan, ¿acaso sólo tú
Despiertas para oír el sonido de las dulces liras
Que anteceden el Amor y tocan para él en su camino
Y el viento nocturno responde en antífona
Hasta el fin de la noche?
Toquen, liras invisibles, a nombre del Amor,
Cuyo camino hacia la gloria brillando está
A esa hora en que las tenues luces van y vienen,
Suave y dulce música en el firmamento
Así como aquí abajo en la tierra.
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