Por ti, por ti, clamaba cuando surgiste,
Infernal arquetipo, del hondo Erebo,
Con tus neutros encantos, tu faz de efebo,
Tus senos pectorales, y a mí viniste.
Sombra y luz, yema y polen a un tiempo fuiste,
Despertando en las almas el crimen nuevo,
Ya con virilidades de dios mancebo,
Ya con mustios halagos de mujer triste.
Yo te amé porque, a trueque de ingenuas gracias,
Tenías las supremas aristocracias:
Sangre azul, alma huraña, vientre infecundo;
Porque sabías mucho y amabas poco,
Y eras síntesis rara de un siglo loco
Y floración malsana de un viejo mundo.
Otros blogs que te pueden interesar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario