Mi estricta voluntad, mi punta seca
Que está domando en ella
Oceánicas pasiones y rumores antiguos. El cauterio que aplico
A esa llaga amorosa que, sin forma, palpita.
Si hiero, mato, engendro.
(Su exánime sonrisa me conmueve y me excita.)
Si la acaricio, mido,
Sujeto sus equívocos y todas
Las suavidades sumas que a la nada convidan.
Hasta que al fin, en sangre,
En su sólo sí misma,
En mi ir traspasando mis propios sentimientos,
La obtengo, mato, muero.
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