Fue la dicha de nadie esta que huye,
Este fuego, este hielo, este suspiro,
Pero, ¿qué más de su evasión retiro
Que otro aroma que no se restituye?
Una pérdida a otra substituye
Si sucede al que fui nuevo respiro,
Y si encuentro al que fui cuando me miro
Una dicha presente se destruye.
Cada instante son dos cuando acapara
Lo que se adhiere y lo que se separa
Al azar de su frágil sentimiento,
Que es vana al fin la voluntad que dura
Y no transmite a su presión futura
La corrupción de su temperamento.
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